Los antiguos movían piedras monumentales, y esto lo hacían poniendo en contacto y relación las fuerzas interiores con las fuerzas superiores.
- hay que conocer las fuerzas exteriores, principios de la física y energías que actúan
- y hay que reconocer y disciplinar las fuerzas y poderes internos.
- la
voluntad
- La
fortaleza
- La lucidez
- El valor
- La
decisión
- La
entereza para no claudicar ni física ni moralmente, lo que incluye:
- la
lealtad,
- la
reciprocidad
- la
sinceridad
- lo físico y lo anímico,
- lo espiritual y lo material,
- lo tangible y lo intangible
- arriba (superyó)
- aquí (yo)
- abajo (ello o inconciente)
El cuerpo nace con un potencial. Los aztecas lo denominan “el colibrí” (el pequeño sol).
Para los onas es un pequeño e inquieto potencial de luz en nuestro interior.
Según los mapuches esa “vida”, o ánima hace que el cuerpo funcione, que uno tome conciencia de sí mismo, y que vaya desarrollando gustos, deseos, ambiciones.
Para todos, las cualidades puntualizadas más arriba se encuentran en posibilidad, en potencia, luego el sujeto ha de desarrollarlas en base a su propio deseo y voluntad; eso será su mérito personal y va a marcar su temple y su destino.
O sea que él o ella van a recibir atención, cuidados, adiestramiento y educación, pero en última instancia van a terminar siendo su propia obra; lo que el/ella quieran ser.
La educación, o sea, la enseñanza de los mayores, va a intentar que el niño se salve del mal, por eso van a esforzarse por convencerlo de que disponga sus mejores esfuerzos para alcanzar la plenitud.
Como en todas las culturas del mundo, de lo que buscan salvarse fundamentalmente es de la desdicha. Ellos creen que si emplean bien sus atributos podrán vencer a la implacable aniquilación. En última instancia ese es el propósito natural de cualquier ser, animal, vegetal o mineral.
La vida es el gran juez. No hay ‘juicio final’. Lo que hayamos hecho en vida, la forma en que hayamos invertido nuestras energías, determinará el juicio de nuestros descendientes y continuadores.
Es muy acertada la imagen del dragón como representación de esas fuerzas poderosas. Esas fuerzas no siempre se muestran a través de una explosión volcánica, un deslave, una tempestad, un tsunami, un huracán. También son las que hacen reverdecer todo, las que provocan la lluvia oportuna, las que otorgan sus propiedades a las plantas y su estilo a los animales.
Si la tierra, el agua, los animales o las plantas son heridos, lastimados
con maldad, los espíritus protectores cobrarán venganza, mediante la
enfermedad, la carestía, la muerte.
Las fuerzas y poderes de la naturaleza se pueden sintonizar para que se
conviertan en fuerzas y poderes controlables. Los más fáciles de conectar son
los espíritus inferiores, los que provocan enfermedades, penas, temores y
debilidad física y moral.LAN: LA MUERTE
La única causa de muerte natural es la que se produce sin dolor, por agotamiento, por ancianidad.
La enfermedad, los disgustos y penas que consumen la vida y los accidentes son obra de los wenafe convocados por los/la CALCU (brujos-hechiceros)
Las deformaciones y malformaciones son obra de la magia negra que practican los brujos CALCU convocando poderes inferiores y negativos.
Pero existe un brujo/a capaz de dar de su fuerza a la persona desorientada o debilitada: el shamán; la machi entre los mapuches.
El/la shamán desarrolla fuerza psíquica, espiritual e intelectual para servir de auxilio a quiénes han perdido el equilibrio físico y/o mental, y devolverle al sujeto su control sobre sí mismo.
Entonces, de alguna oscura manera, la etnia es un gran cuerpo/alma colectivo, que se favorece de esa unión para prevalecer entre las Fuerzas y Poderes de este mundo.
La naturaleza posee un equilibrio armónico al que han de ajustarse la conducta y procedimientos del individuo.
Los planos espirituales
Porque existen las
Fuerzas y Poderes Superiores y la mente es capaz de entrar en sintonía con
ellas es que existen los niveles, las escaleras, los planos sucesivos, y todo
esto tiene que ver con la capacidad de influir en los acontecimientos; lo que
se denomina vulgarmente “magia”. La “magia positiva” requiere para su ejercicio
-además de las facultades psíquicas naturales-
de concentración y de un alto nivel de evolución físico-espiritual.
Recuérdese que cada sujeto es un alma; el cuerpo es una herramienta del alma,
su medio de expresión. De modo que para fortalecer al alma se adquieren
destrezas y habilidades físicas que permitan mostrar con mayor propiedad la
naturaleza del alma.
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