martes, 28 de julio de 2015

Cueva Paja Colorada. Santa Cruz. Bolivia

Un equipo de expertos e investigadores de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), emprende un proyecto de documentación y exploración de los asentamientos precolombinos y del arte rupestre.
 

El proyecto de “Documentación y Exploración de Asentamientos Precolombinos y del Arte Rupestre en la Zona de influencia del Corredor Bioceánico – Pailón, Puerto Quijarro”, fue seleccionado junto a otros 11 en el marco de la “Convocatoria de investigación científica y tecnológica para el desarrollo departamental de Santa Cruz”, impulsada por la UAGRM, el Museo de Historia y Archivo Histórico Regional y el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB). 

El equipo de investigadores está compuesto por el paleontólogo y geólogo, Mario Suárez (coordinador); David Antelo, especialista es señalítica científica y matemática; Diego Belfort, especializado en conocimientos de astrología guaraní y chiquitana; además de los universitarios de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la UAGRM, Paola Mozombithe, Rodrigo Cayoja y Claudia Tito. 

Mario Suárez explicó que el proyecto en general es perseguido desde hace varios años atrás, con incidencia no sólo en el área de influencia del Corredor Bioceánico, sino también en todo el departamento de Santa Cruz y parte de Beni, e intentó unir el “Qhapaq Nan” o el “Camino del Inca”, conocido en las tierras bajas como “Peabirú”. De este proceso se obtuvo una serie de elementos interesantes que todavía están en etapa de hipótesis, los cuales serán validados o no, con la investigación en curso. 

Afirmó que hoy en día, luego de la certeza de contar con pinturas rupestres en una cantidad impresionante –más de 500– a lo largo del departamento de Santa Cruz, entre las provincias de Chiquitos, Germán Busch y Cordillera, surgieron varias conjeturas científicas que deben ser encaradas en el proyecto investigativo. 

Por ejemplo, se tiene la conjetura de que estas pinturas rupestres serían mapas señalíticos para guiar a los caminantes, quienes en pleno monte llegaban a una confluencia donde no sabían a donde ir, qué hacer, o hacia dónde caminar, y veían esta simbología y sabían que debían dirigirse hacia el Norte, al Sur, etcétera. Es un elemento que el equipo de investigadores se propuso desentrañar y compaginar, debido a que este tipo de simbología fue también encontrado en Argentina y Paragua, pero con leves diferencias respecto a Bolivia. 

“Creemos que hay que demostrarlo; pero tenemos alguna evidencia de que en estas pinturas rupestres hay señales de una antigüedad impresionante; por ejemplo, tenemos cerca de Roboré una pintura rupestre donde estos indígenas pintaron una especie de proboscidios -especies de elefantes que existieron en Sudamérica de la gran megafauna en el Cuaternario hasta los 7.000 a 8.000 años.

Estos aborígenes habrían pintado animalitos que realmente vieron en su floresta y que los plasmaron en las piedras, eso es asombroso”, afirmó al Periódico Digital PIEB. 

Otro de los objetivos que persigue el proyecto es demostrar que la señalítica hallada a gran escala con dimensiones que oscilan entre 5 a 7 metros de largo, que contienen un conglomerado de simbologías y dibujos, que representarían ciertos fenómenos geográficos así como interesantes señales que dan la idea de continuidad de uno a otro mapa, e incluso a cientos de pinturas más. 

“Si nosotros juntamos estos mapas con las supuestas edades que creemos, deberían ser a nuestro entender e hipótesis, los mapas más antiguos del mundo, y esto es lo asombroso, y esto debemos demostrarlo; aunque hace mucho tiempo nos dan vuelta en la cabeza de que estas cosas son grandes verdades”, manifestó. 

Para ello, se fotografiarán las pinturas rupestres sin usar flash ni tocarlas, se las georeferenciarán con GPS (Sistema de Posicionamiento Global por sus siglas en inglés), por la ruta trazada y se documentará todo el trabajo, para proporcionar insumos no solo históricos y científicos, sino información valiosa para la preservación de la riqueza rupestre del lugar. 

“Los municipios deben ponerse en la cabeza, que estas cosas deben ser preservadas pero mostradas al público, enseñar a la gente a respetarlas para que no haya vandalismo. Conlleva beneficios económicos muy interesantes porque los municipios podrán tener una gran ruta turística dentro de sus municipios”, señaló.

El objetivo del proyecto es documentar y explorar el arte rupestre y los asentamientos precolombinos de los municipios de Pailón, San José, Roboré, Carmen Ribero Tórrez, Puerto Suárez y Puerto Quijarro, zona de influencia del Corredor Bioceánico, y que además se encuentra ubicado en el hipotético camino del Peabirú, de manera de contar con una especie de catastro del arte rupestre georeferenciado. 

Contacto: joralemasua@yahoo.com 

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