Esta actividad es permanente como la respiración o los latidos del corazón.
Las neuronas son células cuyo núcleo también contiene el ADN, la memoria de la especie.
El ADN es un registro que tenemos dentro de cada célula de nuestro cuerpo; una memoria de todo lo que le ha acontecido a nuestros ancestros desde el inicio de los tiempos. Allí se almacena todo lo que vivieron nuestros antepasados desde que eran unicelulares o desde el día en que Dios los creó.
Pero esa memoria está guardada en una caja, denominada subconsciente, que sólo se abre a medida que vamos buscando aquellos conocimientos (para eso se estudia).
El humano es una especie inteligente que no 'inicio' su proceso civilizatoria hace 4.432 años (el 15 de octubre a las 9 a.m.) como afirmó el ridículo obispo Usher; mamarrachada que hasta la Antropología intenta corroborar. Ni siquiera hace 15.000 años. Ni 100.000 tampoco.
Somos "humanos", o sea, seres inteligentes, que construimos cultura y diseñamos civilizaciones, desde hace millones de años.
Hace 580 millones de años la especie humana era pez, y pensábamos. No se si los peces ahora piensan, pero nuestra especie pensaba.
En esa época tuvimos que padecer glaciaciones, climas muy rigurosos, y claro, los individuos morían, pero como dice Eduardo Galeano, "Mueren, pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca más dejarán de nacer, porque la muerte es mentira."
Y entonces toda la experiencia de todas esas vidas queda acumulada en el ADN.
Mueren los individuos, y también mueren las civilizaciones, pero la experiencia y conocimientos que alcanzaron no se pierden, aunque tengamos que repasar un poco para recordarlos.
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